No es la despedida

Posted by Algo aleatorio On jueves, 5 de enero de 2012 1 comentarios

¿Cómo olvidar el amor que nos diste sin esperar nada a cambio? ¿Cómo olvidar la sonrisa que iluminó nuestras vidas cuando todo parecía oscurecer? ¿Cómo olvidar que nos diste un motivo para despertar cada mañana, aun cuando las lágrimas obstruían cualquier anhelo de felicidad? ¿Cómo podremos olvidarte, si has dejado un pedacito de ti en cada uno de nosotros? Ahora te vemos partir, y entre lutos y tristezas, te decimos “adiós” y esperamos con alegría el momento de volverte a ver.

Con nosotros se quedará la primera vez que preguntaste nuestro nombre, y en los recuerdos vivirán tus palabras, tu lucha y el valor que plasmaste en cada segundo. Te convertiste en nuestra bendición, y a pesar del dolor que nos embarga, agradecemos cada instante que conquistamos a tu lado; tú nos enseñaste a vivir, nos mostraste que la vida no es solo una rutina que se gasta sin que podamos notarlo, nos brindaste esa luz que permanece incandescente en el destierro más oscuro de la noche, y sobre todo, nos enseñaste el valor de la amistad y la ilusión que se esconde detrás de una sonrisa.

Tu mirada será la fortaleza que nos anime a caminar en medio de la adversidad; tus manos serán el camino que recorreremos para estar junto a ti; tus palabras serán el consejo que nos oriente y nos diga “no te des por vencido”… tú serás el consuelo que nos acompañe en todo lo que falta por andar.

Ésta no es la despedida, tú vivirás en cada lucha que emprendamos, en cada deseo que nos motive a descubrir qué nos depara el amanecer; tú vivirás porque fuiste ese ángel que vino un día a nuestras vidas, y se transformó en luz que ilumina nuestro camino. Íbamos agobiados en el desierto de la soledad, pero luego llegaste tú y nos mostraste que en la vida hay más que sólo dolor.

¡Hasta luego, amiga!

1 comentarios:

Algo aleatorio dijo...

Con estas palabras fue sepultada una de las más grandes personas que la vida me ha dado la oportunidad de conocer. Todo lo dicho anteriormente, apenas puede expresar cierta parte del enorme entusiasmo que Katia Lara le mostraba a su realidad y la de quienes le rodeaban. Ella nunca dejó de luchar por su vida, y siempre animaba a todos, porque ella prometía salir vencedora de ese problema. Y como les digo... ella triunfó en esta vida, a sus 18 años ella ya había cumplido su misión en este mundo, que fue la de traer alegría, unión, esperanza y fortaleza a todos a pesar que el cielo se cubra con manto negro y no deje ver el sol, sin saber si se podrá ver de nuevo.
Desde que la conocí ya era un ángel, luego ella se convirtió en un ángel tan bello, que tuvo que transformarse para poder seguir ayudando a su gente, desde entonces sigue construyendo el amor y la esperanza desde cualquier lugar y momento donde se le recuerde.

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